Juan de Etxano
La escenificación del conflicto del gobierno y del parlamento catalanes con los poderes del Estado pone en solfa el calado de la democracia española, y apurando, pone en entredicho que en el país vecino haya democracia, y por extensión, en el nuestro, ya que no podemos aplicarla, que no nos dejan.
El Parlamento catalán está a punto de votar una resolución en la que insta a los poderes del estado a respetar, cumplir y hacer cumplir el estatuto aprobado y refrendado por el pueblo catalán. Y eso es pedir peras al olmo cuando, por activa y por pasiva, los poderes del estado están envueltos en una serie de luchas cainitas, escándalos, rivalidades y corruptelas, que se pasan por el arco del triunfo la democracia, el respeto al pueblo soberano o, lo que es lo mismo, el reconocimiento de la ciudadanía, esa palabra de que tanto gustan.
El Parlamento catalán, y su Gobierno, también constatan la incompetencia del Tribunal Constitucional por no haber sido capaz de dictar sentencia tras cinco intentos, piden su renovación y un cambio de la ley del Constitucional. Estos atardeceres, han llevado a los socialistas catalanes a amenazar a sus camaradas españoles con no votar con ellos en las cortes generales no por despecho o ruptura, simplemente por "no coincidir" (se nota el seny, el carácter pactista catalán).
A los vascos, las cortes generales nos negaron el pan y la sal cuando se llevó a Madrid el nuevo Estatuto aprobado por mayoría en el Parlamento, nos aplicaron la ley de Partidos para castigarnos con Patxi López y su gobierno de Barataria. Y bien castigados que quedamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario