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martes, 24 de enero de 2012

Cinco trabajadores muertos por disparos de la policía, los familiares siguen pidiendo justicia


Vitoria 1976, el ministro del Interior Manuel Fraga ordena la represión

Colectivo de Cine de Madrid
Periodismo Humano

Colectivo de Cine de Madrid (Rodaje efectuado en la clandestinidad por Adolfo Garijo, Tino Calabuig y Andres Linares)




Cinco trabajadores murieron y más de cien resultaron heridos, la mayoría de bala, por los disparos de la Policía al desalojar una iglesia en Vitoria-Gasteiz, previamente gaseada, en la cual se celebraba una asamblea de trabajadores en huelga. Pedro María Martínez Ocio, trabajador de Forjas Alavesas, de 27 años, Francisco Aznar Clemente, operario de panaderías y estudiante, de 17 años, Romualdo Barroso Chaparro, de Agrator, de 19 años, José Castillo, de Basa, una sociedad del Grupo Arregui, de 32 años. Dos meses después moriría Bienvenido Pereda, trabajador de Grupos Diferenciales, con 30 años. Los sucesos de Vitoria. Marzo 1976. Franco había muerto unos meses antes y el ministro del Interior era Manuel Fraga.

Parte del documental rodado en Marzo de 1976 en Vitoria. “Los integrantes del Colectivo de Cine de Madrid rodamos en la clandestinidad entre 1974 y 1977. Cuidándonos de no ser atrapados por la policía recogimos el testimonio de la oposición social en España al régimen del general Franco. Manifestaciones, entierros, conciertos… se montaron en documentales que recogían la actividad de los auténticos protagonistas de la Transición en España”.

Texto (parcial) de la grabación policial.

Esta es la transcripción parcial de las conversaciones entre las patrullas responsables de la carga en la iglesia, según las grabaciones existentes de la Banda de Radio de la Policía:

«V-1 a Charlie. Cerca de la iglesia de San Francisco es donde más grupos se ven. ­Bien, enterados».«Charlie a J-1. Al parecer en la iglesia de San Francisco es donde más gente hay. ¿Qué hacemos? ­Si hay gente ¡a por ellos! ­¡Vamos a por ellos!» «­J-1 a Charlie. Charlie, a ver si necesitas ahí a J-2. ­Envíalo para aquí para que cubra la espalda de la iglesia. ­J-3 a J-1 Estamos en la iglesia. ¿Entramos o qué hacemos? Cambio».

«…­Entonces lo que te interesa es que los cojan por detrás. ­Exacto». «­J-1 a J-2 Haga lo que le había dicho (acudir en ayuda de Charlie a Zaramaga). ­Si me marcho de aquí, se me van a escapar de la iglesia. ­Charlie a J-1. Oye, no interesa que se vayan de ahí, porque se nos escapan de la iglesia. …Mándennos refuerzos, sino, no hacemos nada; sino, nos marchamos de aquí sino, vamos a tener que emplear las armas de fuego. ­Vamos a ver, ya envío para allí un Charlie. Entonces el Charlie que está, J-2 y J-3, desalojen la iglesia como sea. Cambio. ­No podemos desalojar, porque entonces, entonces ¡Está repleta de tíos! Repleta de tíos. Entonces por las afueras tenemos Rodeados de personal ¡Vamos a tener que emplear las armas! Cambio. ­Gasead la iglesia. Cambio. ­Interesa que vengan los Charlies, porque estamos rodeados de gente y al salir de la iglesia aquí va a ser un pataleo. Vamos a utilizar las armas. Seguro, además ¿eh? ­Charlie a J-1. ¿Ha llegado ya la orden de desalojo a la iglesia? ­Si, si la tiene J-3 y ya han procedido a desalojar porque tú no estabas allí. ­Muy bien, enterado. Y lástima que no estaba yo allí».

«Intento comunicar, pero nadie contesta. Deben estar en la iglesia peleándose como leones. ­¡J-3 para J-1! ¡J-3 para J-1! Manden fuerza para aquí. Ya hemos disparado más de dos mil tiros. ­¿Cómo está por ahí el asunto? ­Te puedes figurar, después de tirar más de mil tiros y romper la iglesia de San Francisco. Te puedes imaginar cómo está la calle y cómo está todo. ­¡Muchas gracias, eh! ¡Buen servicio! ­Dile a Salinas, que hemos contribuido a la paliza más grande de la historia. ­Aquí ha habido una masacre. Cambio. ­De acuerdo, de acuerdo. ­Pero de verdad una masacre».

El cantautor catalán Lluís Llach escribió al día siguiente la canción Campanades a morts en homenaje a las víctimas.

Los familiares siguen pidiendo justicia.

Sin SOPA pero sin amo

Desde Cuba
Iroel Sánchez
CubAhora

Enrique, mi joven compañero de trabajo, está impactado por el cierrre del sitio Megaupload y la polémica despertada alredor de los proyectos de ley norteamericanos SOPA (Stop Online Piracy Act, en la Cámara de representantes) y PIPA (Protect IP Act, en el Senado), incluso ha participado desde redes sociales en la denuncia contra esas acciones. Sin embargo, el hecho de que Enrique viva en Cuba pone las cosas en otra perspectiva.

Me cuenta mi compañero que fue a inscribir su nombre en una lista de firmas convocada contra SOPA por Google -que como muchas otras grandes empresas de Internet se han opuesto a esos proyectos de legislación norteamericanos- y se encontró con que no podía registrar su apoyo por acceder desde un forbidden country (país prohibido). Y es que desde Enrique -uno entre cientos de miles de profesionales cubanos- hasta ilustres visitantes al país como testimonió recientemente el escritor Eduardo Galeano- sufren las restricciones que el gobierno estadounidense impone para limitar el acceso de los cubanos al conocimento.

El mismo gobierno que por razones electorales se opone ahora a proyectos como PIPA y SOPA, pero tratando de equilibrar su postura cierra el sitio de descargas Megaupload, impone a quienes residen en Cuba brutales restricciones contra el desarrollo educativo, cultural y científico de la Isla. La propia empresa Google no sólo impide el acceso desde Cuba a servicios como GoogleCode o GoogleEarth , sino que certificó el cierre a cal y canto del canal de Cubadebate en YouTube basándose en las normativas que están inscritas en SOPA, con el detalle que lo hizo para proteger al autor de actos terroristas Luis Posada Carriles.

El hecho de que la industria cultural norteamericana, que se beneficia de la distribución global y el saqueo de talento impuestos en el mundo por la dominación económica y militar de Estados Unidos, haya entrado en contradicción con la democratización del acceso a sus producciones que ocurre en la Red no es más que una manifestación de la obsolescencia del capitalismo tradicional para convivir con los flujos del conocimiento y la información en tiempos de Internet. Soluciones aparecerán y los poderosos se pondrán de acuerdo pero nunca los beneficiados serán aquellos que cada vez deben pagar más para obtener el acceso a una universidad o garantizar un tratamiento médico con alta tecnología.

Cuba, con una formación masiva de profesionales universitarios -cuenta ya con un millón sobre una población de once millones de habitantes- no hubiera podido desarrollar ese capital humano sin una concepción democratizadora y no lucrativa del conocimiento, mucho menos en las condiciones de cerco económico que le ha impuesto Estados Unidos. Para más, el robo de cerebros desde Europa y Estados Unidos a los países del Sur tiene expresiones muy particulares y agresivas en el caso de la Isla, como el programa del gobierno norteamericano para estimular la deserción de médicos cubanos que prestan colaboración en naciones del Tercer Mundo.

Una concepción realmente liberadora del conocimiento pasa por colocar al ser humano y no el consumo en el centro de los procesos. Para ello, es necesario, además de denunciar las restricciones que se nos quieren imponer, levantar alternativas que en alianza con quienes están en nuestra misma situación potencien soluciones tecnológicas y de contenidos en función de las mayorías. Desde concertaciones políticas como el ALBA, la CELAC y otras, los discriminados de siempre debiéramos tomar nota de lo que está ocurriendo y urgentemente lanzarnos a concertar posiciones y gestar soluciones antes de que sea demasiado tarde. (publicado en CubAhora)

35 años del asesinato de los abogados de Atocha

Pedro Barragán
Radio Enlace


El 23 de enero de 1977 el estudiante de bachillerato Arturo Ruiz, de 19 años, fue asesinado por bandas fascistas actuando impunemente entre la policía. Ocurrió en la manifestación por la amnistía celebrada ese domingo en el entorno de la Plaza del Callao, en Madrid.

Un disparo por la espalda al corazón acabó con su vida.

Al día siguiente y en una manifestación de protesta por su asesinato, la policía mataría con un bote de humo a Mª Luz Nájera.

Y ese mismo día otro comando ultraderechista asaltó el despacho de los abogados laboralistas de Comisiones Obreras de la calle Atocha, abriendo fuego indiscriminadamente y asesinando a cinco personas y dejando cuatro heridos.

Se trataba seguramente de provocar a las fuerzas populares y a los partidos de izquierda para empujarles a acciones desesperadas. Pero era el Gobierno el verdadero responsable de estos atentados: mientras continuaba sin decretar la amnistía, sin reconocer los derechos democráticos, la policía reprimía brutalmente las manifestaciones pacíficas y protegía a los pistoleros de la derecha, decretando aquellos mismos días la libertad de los más directos responsables de los sucesos de Montejurra.

Las semanas siguientes fueron decisivas para la historia de España.

Desgraciadamente, las fuerzas que trataron de lanzar una ofensiva contra el Gobierno y conquistar las libertades democráticas no tuvieron el apoyo suficiente y se impuso la política pactista del PCE de Carrillo: a partir de aquel día trabajaron por frenar las movilizaciones de los sectores levantados contra el régimen y varias semanas después el PCE sería legalizado.

La ruptura democrática había fracasado y triunfó la reforma política, dando paso a la Transición y a estos 35 años de bipartidismo.

Pedro Barragán. “A Contratiempo”, Radio Enlace 107.5 FM Madrid