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domingo, 27 de junio de 2010

Entrevista a Diego Paredes Manot (hermano de Txiki, fusilado por la dictadura): "Mi hermano fue una víctima del franquismo"



Para leer articulo...

Grebarekin bat egin dute EAk, Aralarrek, ezker abertzaleak eta Alternatibak

ELA, LAB, ESK, EILAS, Hiru eta EHNE sindikatuek egindako grebarako deialdiari "erantzun zabala" emateko eskatu dute lau alderdiek, batera egindako agerraldi batean. Etziko greba baino haratago, lau alderdien ustez, euskal gizarteak etengabeko mobilizazio aroan sartu behar du, "balio hegemoniko eta nagusiei" aurre egiteko.

Sagardui ez dute askatuko, 30 urteko espetxealdiaren muga bete arren

Duela hamalau eta hemeretzi urteko gertaera batzuei lotutako akusazioen bidez luzatu nahi diote espetxe zigorra.

El abuelo cebolleta, asesor de Carlos Slim, ataca de nuevo

No es un chiste. Sería incapaz de un hallazgo así, tan brillante. "Izquierdoso desconcertado" [1], así se definió ayer el ex presidente otánico, el responsable de los GAL, el ala derecha de la derecha extrema del social liberalismo internacional, el amigo de Carlos Andrés Pérez, en la presentación del libro La Unión Europea ante los grandes retos del siglo XXI, editado por la Fundación Alternativas, un “tanque de pensamiento” del PSOE.

En el encuentro, el asesor de la principal fortuna del mundo analizó cómo hacer frente a la crisis y apuntó las reformas estructurales, que, en su sabia opinión, Europa y España necesitan. No tengo informaciones sobre este nudo pero ya podemos imaginarnos la receta: ¡más mercado, más mercado! Es consistente con una de sus respuestas. Preguntado tras la presentación por el decreto de la reforma laboral recién aprobado, el responsable de aquellas reconversiones salvajes de los ochenta que desmantelaron la industria del país se mostró partidario de que haya un solo tipo de contrato indefinido. ¿Cuál? Misterio, misterio. Menos derechos laborales. No rechazó los contratos temporales, desde luego; defendió, entonando un dueto con otro hooligang neoliberal, el gobernador del Banco de España, que deben ser "causales". Sin más precisiones. Y, desde luego, como ha recordado Alberto Montero Soler, el ilustrísimo conferenciante, el amigo de Bettino Craxi, a su vez amiguísimo de Berlusconi, pasó por alto que fue gracias a su Ministro de Economía, el omnisciente y omnipotente Miguel Boyer, otro vivo políticamente resucitado, que los contratos temporales adquirieron dimensiones aléficas en los primeros ochenta.

No se anduvo por las ramas en otras ramas. La congelación de las pensiones, señaló, no es imprescidible por el necesario ajuste fiscal que hay que realizar, sino que hay que hacer algo “para que dentro de 25 años la caja de las pensiones no nos reviente". La misma idea, la misma distorsionada melodía, lanzada por medios empresariales y de la derecha política semana sí, la siguiente también. Desde luego, el ex presidente de la corrupción aléfica se mostró partidario de retrasar la edad de jubilación. El argumento alcanza la mayor cuota de cinismo que pueda imaginarse, el peor de los mundos concebibles: "Nos tienen que dejar a los viejos que, si queremos seguir trabajando, sigamos". ¿Trabajando los viejos? Pero, ¿cuándo ha trabajado el político profesional español de más larga andadura en estos últimos 35 años? ¿Sabe el ex presidente del lujo, la ostentación y del enriqueceros qué es una jornada de trabajo de un trabajador español medio?

El Estado del bienestar, faltaría más, "no es fácilmente sostenible" si la esperanza de vida sigue creciendo y la incorporación de nueva población activa sigue disminuyendo. Ninguna crítica a las deficiencias de nuestro “Estado de bienestar” ni ninguna reflexión sobre las razones que impiden que nuestra población activa siga creciendo. El parlanchín embaucador de serpientes abogó por “incorporar más mujeres al mercado laboral español”. ¿Cómo se come esta fresa? ¿Tiene alguna receta nuestro sabio abuelo que retome algunas de sus novedosas ideas de sus largos años de gobierno? ¿Sumamos cinco millones de potenciales trabajadores más a los más de cuatro millones de personas que no consiguen trabajo actualmente? ¿Todo ello dentro de las relaciones de poder realmente existentes? ¿Para abaratar, para “racionalizar” aún más, “los salarios de la mano de obra”?

El admirador del aforismo “lo importante es cazar ratones, no importa el procedimiento” se refirió también a la necesidad de activar políticas que estimulen la natalidad. ¿Cómo? Con guarderías y buena asistencia. ¿Con guarderías públicas como las que impulsó durante sus 14 años de gobierno? ¿Conoce el amiguísimo del Helmut Kohl la situación de las mujeres trabajadoras españolas? ¿Sabe de las dobles y triples jornadas que realizan y de los salarios que reciben? Algunos abuelos ricachones viven en la estratosfera jupiterina.

En la presentación del ensayo, participaron también el secretario de Estado para la UE, Diego López Garrido, Pere Portabella y Nicolás Sartorius. Todos ellos ex miembros del PSUC-PCE, o compañeros de viaje en el caso de Portabella; ex miembros también de Izquierda Unida, o de IC cuando Iniciativa formaba parte de IU. Le rieron las gracias, faltaría más, a este político prepotente que sigue en activo, a este político anticomunista que despreciaba an nauseam a Julio Anguita en aquellos debates parlamentarios donde la izquierda actuaba como tal.

Para ponerse a llorar y, por muchos pañuelos que tengamos a nuestro alcance, no dar abasto. ¡Pensar que este asesor de fortunas principalísimas, que sigue acumulando rentas y patrimonio, llegó al alma, y aún permanece en ella, de millones de honestos trabajadores y trabajadoras de izquierda!

Nota:

[1] Carolina Martín. Público, 25 de junio de 2010. Fuente: http://www.publico.es/espana/323469/felipe/gonzalez/pide/contrato/inde/fi/nido

La Iglesia cabalga de nuevo

Fiel a su inveterada lógica smittiana amigo/enemigo, la Iglesia católica no ha podido ni siquiera dejar pasar unos días para atacar furibundamente al premio Nobel José Saramago, uno de los intelectuales más lúcidos, honestos y consecuentes de las últimas décadas. En su enfermiza inquina contra los que no comparten sus creencias, la Iglesia carga contra cualquiera que cuestione sus postulados, y más aún si recurre al humor para ello. El alucinante caso de la fianza de 192.000 euros impuesta al cantante Javier Krahe a partir de una querella fundamentada en el artículo 525 del Código Penal (CP), que castiga a quienes ofendan “los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa”, colma el vaso de la paciencia de los que no compartimos los sentimientos católicos. Dicho artículo dice literalmente:

1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a 12 meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.

2. En las mismas penas incurrirán los que hagan públicamente escarnio, de palabra o por escrito, de quienes no profesan religión o creencia alguna.

El buen o mal gusto del corto elaborado por Krahe en 1978 (ya aquí empieza uno a alucinar: este delito no prescribe, mientras que el genocidio franquista parece ser, para este sector ideológico, que está más que prescrito, tratándose de crímenes contra la humanidad que el derecho internacional define como imprescriptibles… pero, bueno, pelillos a la mar) no parece que sea materia de delito. Si lo fuera, habría que despedirse del humor, que forma parte de la legítima crítica que se ampara bajo la libertad de expresión. Así que vamos a reflexionar sobre cómo es que aquí la Iglesia ve un delito tan grave, mientras que no lo hay ante las graves ofensas que continuamente, y sin el más mínimo sentido del humor, profiere contra laicos y ateos. El punto 2 del artículo 525 del CP parece establecer que tan punible es la ofensa a quien profesa una religión como a quien no profesa ninguna. ¿Por qué la Iglesia está blindada con la impunidad y se cree con derecho a ofender continuamente a los que no tienen creencias religiosas?

El artículo 20.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, uno de los tratados con más fuerza jurídica del Derecho internacional de los derechos humanos, dice: “Toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia estará prohibida por la ley”. Como no sabemos si España camina con paso firme hacia la autarquía jurídica, dada la feroz persecución del juez Garzón por su intención de investigar los crímenes del franquismo de acuerdo al Derecho internacional de derechos humanos –a lo que nos obliga la propia Constitución española–, tampoco podemos saber cuánto va a durar la impunidad de las autoridades católicas para ofender a los que no tenemos creencias religiosas. Pero el caso es que no es difícil encontrar declaraciones de miembros de la jerarquía católica ofendiendo gravemente los sentimientos de los defensores del laicismo, que los tienen en no menor medida que los católicos.

Pero, como acudir al Derecho internacional se ha vuelto tan espinoso, miremos qué dice el art. 515 de nuestro CP: “Son punibles las asociaciones ilícitas, teniendo tal consideración: […] 5º. Las que promuevan la discriminación, el odio o la violencia contra personas, grupos o asociaciones por razón de su ideología, religión o creencias, la pertenencia de sus miembros o de alguno de ellos a una etnia, raza o nación, su sexo, orientación sexual, situación familiar, enfermedad o minusvalía, o inciten a ello”. Es difícil, leyendo este artículo, olvidar las barbaridades que hemos oído a altos representantes de la Iglesia sobre lo que es para ellos el laicismo y el ateísmo, en lo que se han extendido largamente en relación con el, llamémosle, debate sobre el área de Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos.

En 2008, el cardenal Rouco Varela relacionaba el laicismo con el nazismo. En 2006, el cardenal Cañizares tachaba la Educación para la Ciudadanía de “amenaza social”. La campaña contra el laicismo “radical”, un concepto artificial para demonizar al laicismo y presentarlo como antirreligioso, ha utilizado todo tipo de artimañas retóricas para apartar a los creyentes de la verdadera idea del laicismo, que lo único que defiende es la ausencia de coacción para creer o no creer, es decir, la libertad religiosa para que nadie se sienta perseguido. Ello acompañado de la idea de que los poderes públicos deben ser neutrales en materia religiosa. Hablar de “ofensiva laicista” o de “expulsar a Dios de la sociedad” son expresiones manipuladoras dirigidas a alimentar la hostilidad hacia una corriente de pensamiento que no tiene nada en contra de la religión, sino que, por el contrario, defiende el respeto hacia todas las creencias religiosas, así como a la falta de ellas. Entre estos excesos verbales nada inocentes hemos oído que el laicismo y la Educación para la Ciudadanía (de inspiración laica) significan la disolución de los valores morales, la colaboración con el Mal, la destrucción de España… ¿No es esto promover el odio ideológico o por razones de creencia? ¿Acaso los principios morales de una persona laica o atea no son tan elevados como los de una persona religiosa? ¿Por qué se deja que estos señores, que deberían ser tan piadosos según sus valores, sigan fomentando el odio hacia quienes no comparten sus creencias?

Después del espectáculo que España está dando respecto a la posible investigación de los crímenes del franquismo, con casos como este que ahora surge, a la Justicia española le va a costar explicarse ante el resto del mundo civilizado.

Pedro López López es sociólogo. Profesor titular de la Universidad Complutense