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jueves, 28 de octubre de 2010

"No tienes elección, tienes dueños"

La sociedad en que vivimos descrita por George Carlin, cómico del stand-up comedy americano.

Rosa Aguilar empieza su andadura contribuyendo a la extinción del atún rojo

Ecologistas en Acción/Rebelión


Hace tres días Rosa Aguilar anunció que finalmente no acudirá a la cumbre de Nagoya sobre biodiversidad, y el martes encabezó el veto al recorte en la pesca de atún rojo del 50% propuesto por la Comisión Europea.

Ecologistas en Acción considera que Rosa Aguilar entró a dirigir el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino sin crédito, pero en una semana ha demostrado que la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero no obedece a ningún intento de hacer algo sostenible su Gobierno, sino a más de lo mismo.

La organización ecologista recuerda que el atún rojo (Thunnus thynnus) se encuentra al borde de colapso. Según el último informe de ICCAT (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico, en sus siglas en inglés) la población actual de atún rojo se encuentra a un 15% de su población original.

Ecologistas en Acción lamenta que desgraciadamente la realidad no es algo a lo que el Gobierno de Rodríguez Zapatero quiera atender, ya que prefiere negar las múltiples implicaciones ecológicas, sociales y ambientales de a extinción de especies, mucho más graves que lo que supondría un recorte importante en las capturas del túnido.

Néstor Kirchner, legados y desafíos

Es indiscutible que la inesperada y prematura desaparición de Néstor Kirchner tendrá un enorme impacto sobre la vida política argentina. Sucintamente podría decirse, primero, que con él desaparece el político más influyente de la Argentina, el que marcaba la agenda de la discusión pública y el ritmo de la vida política nacional.

Segundo, que durante su gestión como presidente cambió el rumbo por el que venía transitando la Argentina -muy especialmente en materia de derechos humanos y política internacional, pero también con una ejemplar renovación de la Corte Suprema, reparando las vejaciones que en este rubro, como en tantos otros, había cometido el menemismo.

Tercero: desaparece con su muerte el único que reunía las condiciones requeridas para contener, como ningún otro, la compleja y turbulenta realidad del peronismo, cuyas pugnas internas en épocas pasadas sumieron al país en gravísimas crisis institucionales. Éste tal vez sea el más serio desafío con el que tendrá que lidiar la presidenta.

Cuarto, su muerte la priva de una compañía irreemplazable: durante décadas Néstor Kirchner no sólo militó codo a codo con ella, sino que también fue su consejero, aliado y confidente. Su desaparición deja un vacío muy grande en la Casa Rosada. Pero, contrariamente a muchas malintencionadas especulaciones expresadas en estas horas, la presidenta es una política hecha y derecha y, además, una mujer de mucho temple y carácter y que seguramente sabrá sobreponerse a su inmenso dolor y honrar la memoria del ex presidente manteniendo con firmeza en sus manos el timón del Estado y evitando que al interior del PJ se desencadene una feroz pelea por la sucesión.

Nada autoriza a pensar en un paralelismo entre su situación y la de Isabel Martínez de Perón ante la muerte de su esposo, en 1974. Ésta no reunía las menores condiciones para gobernar la Argentina, no tenía trayectoria política alguna y el país se hallaba en una situación incomparablemente distinta a la actual, donde la presencia de militares fascistas era el dato más significativo de aquella coyuntura. La de hoy es completamente distinta en todas y cada una de aquellas dimensiones. De todos modos, para responder a los desafíos del momento Cristina Fernández tendrá que contar con mucho apoyo, reforzar su articulación con las clases y capas populares mediante la rápida implementación de políticas sociales y económicas más efectivas (y, en algunos casos, largamente demoradas) y, sobre todo, mantener a raya a los aparatos que se arrogan una representación popular que en realidad no tienen y que pueden interferir negativamente en el crucial último año de su mandato y en sus perspectivas electorales. La Argentina se asoma a una nueva etapa signada por la ausencia del ex presidente: el asesinato de Mariano Ferreyra ya había iniciado este proceso; la muerte de Néstor Kirchner lo acelera y profundiza aún más.