la foto de wikipedia Retrato de Fernando VII de Borbón realizado por Francisco de Goya. Museo Municipal de Bellas Artes, Santander, (España). Nótese que la banda sobre su pecho se corresponde con la bandera de Provincias Unidas del Río de la Plata, que posteriormente se convertiría en la actual República Argentina.
Andrés Sarlengo (CONTRAPUNTOS, especial para ARGENPRESS.info)
“A cada alumno nuevo que se presenta a la escuela de Barbiana, Don Milani le provoca diciéndole que, a lo sumo, conocerá doscientas cincuenta palabras, mientras el patrón conoce unas mil, y que ésta es una de las razones por las cuales sigue habiendo patrones y esclavos”, afirma Meri Franco-Lao en el prólogo de Cartas a una profesora (2).
Pedro Luis Barcia de la Academia Argentina de Letras señaló: “Es muy difícil recuperar el lenguaje de los adolescentes y jóvenes. Hace diez años dominaban un vocabulario de 1.200 palabras, ahora solo de 600 (3)”.
Un informe de la Organización Económica para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) indica que seis de cada diez jóvenes argentinos poseen dificultades para comprender textos y acceder a conocimientos (4).
Paulo Freire escribió: “Los hombre no se hacen en el silencio, sino en la palabra, en el trabajo, en la acción, en la reflexión. Más sí decir la palabra verdadera, que es trabajo, que es praxis, es transformar el mundo, decirla no es privilegio de algunos hombres, sino derecho de todos los hombres (5)”.
Me parece que está claro que en la Argentina predomina la pedagogía del silencio. Las escuelas del Bicentenario se han convertido en “galpones” al servicio de la plutocracia.
“Que se porten bien, aunque no aprendan nada”, insistiría Romina De Luca.
Y esa, tal vez, es la síntesis de la política educativa que desean para nosotros… Los criminales se disfrazan de progresistas.
Digo pedagogía del silencio… no porque no se hable sino porque las escuelas (mayormente) resultan un monólogo que introyecta en nosotros las ideas del amo.
Es necesario discutir sobre políticas educativas en este Bicentenario.
Del “catecismo de los pueblos libres” de Mariano Moreno poco ha quedado. La revolución de 1810 sucumbió inconclusa.
Alicia Fernández sostiene: “La institución educativa promueve maestros y profesores que, como aprendientes, sufran inhibición cognitiva, para que, como enseñantes, puedan ser exhibicionistas. Es decir, maestros que resignen su posibilidad de pensar, de cuestionar, de elegir, y que “vomiten” las informaciones-conocimientos (6)”. leer más
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