Ciudadano Pérez
Rebelión
Los trabajadores españoles tienen poco que celebrar en este Primero de Mayo de 2011. Los datos de la Encuesta de Población Activa demuestran la catástrofe social producida por nuestro modelo socioeconómico. La conjunción de empleo basura, especulación inmobiliaria y financiera, debidamente aderezada con las recetas neoliberales arroja este resultado: 4.910.200 personas en paro. Con una cifra de esta magnitud, todos los cargos públicos deberían rebajarse el sueldo al nivel del Salario Mínimo Interprofesional.
Los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) son todavía más crueles, si cabe, si nos fijamos en que uno de sus criterios considera suficiente que una persona haya trabajado tan sólo una hora para adscribirla a la categoría de ocupada. De manera que cifra final de ocupación laboral no distingue entre los empleos normales y los precarios.
La encuesta es una estimación estadística de la situación laboral de la población. Se trata de una investigación por muestreo, realizada mediante una entrevista directa a una muestra probabilística de viviendas familiares, alrededor de 60.000 cada trimestre, que elabora el Instituto Nacional de Estadística siguiendo la metodología de la Organización Internacional del Trabajo y las normas de Eurostat, la Oficina de Estadísticas de la Unión Europea.
Según dichos criterios, se consideran ocupadas las personas de 16 o más años de edad que, durante la semana anterior a aquélla en que se realiza la entrevista, declaran tener una actividad laboral por cuenta ajena (asalariados) o ejercen una actividad por cuenta propia. Tienen la consideración de ocupadas las personas que durante dicha semana se encontraran en las siguientes circunstancias:
1) Trabajando al menos una hora (!!!! )a cambio de un sueldo, salario, beneficio empresarial o ganancia familiar, en metálico o en especie.
2) Con empleo pero sin trabajar, es decir, ausentes de su trabajo aunque manteniendo un fuerte vínculo con él. Se entiende que el vínculo es fuerte cuando el entrevistado espera poder reincorporarse a su trabajo al término de la contingencia que origina la ausencia.
Los analistas aseguran que en el período analizado pora la EPA el mercado de trabajo sigue mostrando dinamismo: sólo en el primer trimestre de este año se celebraron unos 3,3 millones de contratos. ¿Cómo es posible, entonces, que esos casi cinco millones de desempleados no hayan quedado reducidos a dos millones? Sencillamente, a expensas de un nivel de rotación excesivo, con tasas de creación y destrucción de empleo muy elevadas. O sea, contratos temporales de un mes, una semana, un día o unas horas.
En su libro Algo va mal, afirma el investigador Toni Judt: "Hay numerosos indicios que demuestran que incluso quienes están bien situados en las sociedades desiguales serían más felices si la brecha que los separa de la mayoría de sus conciudadanos se redujera de forma significativa. Desde luego se sentirían más seguros. Pero no sólo es una cuestión de egoísmo: vivir cerca de personas cuya condición representa un reproche ético permanente es una fuente de incomodidad incluso para los ricos".
Pero ante esa desigualdad galopante que hace estragos en la sociedad española, nuestra clase política no parece sentirse incómoda, ya que sigue acumulando innumerables privilegios en forma de altísimas remuneraciones, pensiones máximas y otras canonjías. Si tuvieran un mínimo de decoro, al menos mientras dure esta situación deberían reducir sus salarios al nivel del Salario Mínimo Interprofesional. El honor de representar la soberanía del pueblo debería ser suficiente remuneración.
Y qué decir de la Jefatura del Estado, máximo cargo público ejercido en régimen de monopolio vitalicio por una sola familia (y los liberales sin protestar ante esta distorsión del mercado). ¿Van a prescindir los miembros de la Casa Real de tomar parte en eventos de papel couché? Aquí los tenéis, mientras en España la sociedad se escinde cada vez más, tenemos desocupados de lujo, como es el caso del heredero del monopolio, viviendo, nunca mejor dicho, a cuerpo de Rey. Exhibiendo vistosos atavíos pagados con nuestros impuestos en los casamientos de miembros de otras familias reales.
Eso sí, entre sarao y sarao, algunas palabritas retóricas. Como las que pronunció Felipe de Borbón durante la entrega de los premios Príncipe de Asturias 2009: "El paro, que es la consecuencia más dolorosa de la crisis económica que vivimos, hiere nuestra dignidad como seres humanos y constituye nuestra principal preocupación".
Se le nota en las ojeras que pasa las noches en vela pensando en los millones de jóvenes españoles que en estos momentos están sin trabajo, sin casa, sin pensión, sin futuro.
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