Rubén Sánchez considera que si en estos momentos el movimiento internacionalista se encontrara más débil y si Askapena no acertara tanto en el trabajo que lleva desempeñando desde hace años, el Estado español no los hubiese «golpeado» con una operación policial. Por otro lado, opina que la redada contra Askapena es otro instrumento más para «poner trabas» al camino político que se está abriendo.
Tras la redada policial contra Askapena, el magistrado de la Audiencia Nacional española Pablo Ruz decretó el pasado jueves el ingreso en prisión de los militantes internacionalistas Walter Wendelin, Gabi Basañez, Haritz Ganboa, Unai Vázquez y David Soto, a la vez que decretó una orden de búsqueda y captura contra Uberka Bravo. Para Rubén Sánchez e Itsaso Lekuona el juez del tribunal especial solicitó prisión eludible bajo fianza de 10.000 y 5.000 euros, respectivamente.
Rubén Sánchez, quién todavía está «aterrizando», regresó el viernes de madrugada a Gasteiz y una semana más tarde de su arresto, accedió a responder a las preguntas de GARA.
¿Cómo se encuentra?
Todavía estoy aterrizando, pero me encuentro bien. Aun así, me dolió mucho cuando a última hora del jueves conocí que, aunque dos pudimos eludir la cárcel, otros cinco militantes iban a ingresar en prisión.
¿Cómo ha sido el trato recibido por la Policía española?
Bueno, pegar no nos han pegado. Pero tampoco se puede decir que sea algo agradable, al fin y al cabo, una decena de policías armados irrumpen en tu casa... y más cuando algunos de nosotros tenemos niños en casa.
Entran en tu casa, te llevan detenido e incomunicado hasta Madrid y por mucho que no nos hayan pegado, como parece que ya estamos acostumbrados a escuchar cualquier cosa, da la sensación de que hemos estado bien. Pero tampoco se podría decir que el trato haya sido algo agradable.
Durante el interrogatorio, ¿qué tipo de preguntas formularon tanto el juez como el fiscal?
Las preguntas fueron muy variadas. Preguntaban si éramos miembros de Askapena, haber qué puestos desempeñábamos o haber si nos conocíamos entre nosotros. Por otro lado, también me preguntaron si conocía una supuesta estructura llamada Nasa, que supuestamente, según el auto del juez, sería una estructura dentro de la izquierda abertzale para coordinar el trabajo en la comunidad internacional. La mayoría de preguntas eran sobre el trabajo que durante muchos años ha llevado a cabo Askapena.
Por su parte, el fiscal, me imagino que anteriormente me habrían intervenido el teléfono, me decía si era cierto que tal día en entrevista con algún medio de comunicación yo me había identificado como responsable de prensa de Askapena.
¿Cómo se entiende la operación policial contra Askapena?
Habría que diferenciar dos claves. En primer lugar, es evidente que el Estado español quiere entorpecer el camino que se está abriendo en Euskal Herria y está tratando de hundir la moral de la base social e intentar dividirla. En el auto aparecen textos de hace doce años y los más recientes son los supuestos papeles encontrados en 2008 al militante de ETA Xabier López Peña; pero, no obstante, la operación ha sido justo ahora.
Por otro lado, la lectura interna que hacemos es que Askapena está más fuerte que nunca, que el trabajo internacionalista se está fortaleciendo y por eso nos han castigado. Si en estos momentos el movimiento internacionalista se encontraría más débil y si no acertara tanto en su trabajo, pues, seguramente, creo que no nos habrían dado este golpe.
¿Y a partir de ahora, qué?
No hay ninguna duda de que el movimiento internacionalista va a seguir adelante de la misma manera que hasta ahora. Para empezar, el 16 se celebrará en Gernika el Día Internacionalista.