Y os recogemos una crónica de quienes estuvieron allí desde vilaweb.cat :
Las tormentas de arena ocre venida desde el gran desierto de Arabia soplaban con fuerza sobre Bagdad, escondieron la luna de queso y se llevaron las zapatillas de bailarina, los lazos de color de rosa, los tutús, el masbaha del tío , los cigarrillos de la abuela.
Nos llevaron los misiles, los bombardeos, los rostros preocupados y el mal humor de los adultos.
Cambió el paisaje, todas las ventanas estaban marcadas con unas grandes equis con cinta adhesiva, parecía como si señalaran el centro de una gran diana.
Como vivíamos en una casa de tres plantas, sin sótano ni refugio, nos tuvimos que instalar el comedor, en la planta baja. Pusimos la cama de matrimonio de los padres en un rincón, los cantones son los lugares más seguros, en un bombardeo, nunca nadie ha de colocar en el centro de una habitación, por si cae el techo, además además, la presión atmosférica es muy intensa, a veces puede subir hasta dos grados.
Nos refugiarse lejos de las ventanas, después de cubrirlas con cortinas gruesas, para protegernos mejor.
Estábamos muy ocupados, llenando de agua los bidones y disponiendo con nosotros para lo que ya era inevitable.
Estábamos muy ocupados, llenando de agua los bidones y disponiendo con nosotros para lo que ya era inevitable.
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