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martes, 22 de febrero de 2011

Nosotros, los demócratas

Por Joseba Pérez Suárez - Lunes, 21 de Febrero de 2011

“En la lucha contraterrorista hay cosas que no se deben hacer, si se hacen,
no se deben decir y si se dicen, hay que negarlas" (gral. Sáenz de Santamaría
/ El País 24-02-95). La historia está plagada de citas tan inquietantes como ésta,
que retratan a cantidad de personajes que gozan de un estatus que barniza de
respetabilidad lo que no cabría tildar sino como aberrante. Los años de la transición
y los que alcanzan hasta hoy, nos dejan incontables muestras de inhumanidad,
perversión y delincuencia que casi siempre salieron gratuitas a sus autores. Muchos
de quienes llenan su boca de pretendidos principios democráticos, flirtearon
durante años con el crimen organizado o contribuyeron a su ocultación a la justicia.
Convertidos hoy en cedazo que filtra las posibilidades que ciertas siglas tienen o no de
presentarse a elecciones, o en calibradores del pedigrí democrático de todo quisque,
el repaso a la hemeroteca resulta obligado.

Jamás dieron cuenta de sus dislates y aprendimos con ellos que quien tuvo, retuvo.
Así, Manuel Fraga, quedaba retratado en el libro que Jorge Verstrynge titula como
Memorias de un maldito. Dice éste que, al inicio de los 80, el gallego le espetó:
"¿Recuerda usted cómo los alemanes acabaron, en el 44, con la resistencia?"
A lo que él mismo contestaba: "…haciendo desaparecer a los resistentes. Sus
familias enloquecían mucho más que cuando eran llamadas a identificar a los
fusilados. Prepárese para algo similar".

El franquista no es el único ejemplo: "A las bestias se las encierra tras los barrotes
más gruesos que existan en la celda. Para ello, primero se les caza mediante
todo tipo de tretas. Y si en la aventura muere alguna, mala suerte (o buena
suerte). La muerte de ETA es nuestra vida. No hay derechos humanos a la hora
de cazar al tigre. Al tigre se le busca, se le acecha, se le acosa, se le coge y,
si hace falta, se le mata. Podrían caer 50 etarras en combate y las manos de
España continuarán limpias de sangre humana… A los policías que disparen
contra ellos se les recibirá como a valientes" (Pedro J. Ramírez / Diario 16 / 23-03-
81). Así pensaba el riojano antes de que fuera destituido como director de la revista,
responsabilizara de ello a Felipe González y decidiera travestirse en azote de este y
de sus GAL.

Tengamos en cuenta que, como cita Txetxu Aurrekoetxea (EA) (Gara / 06-09-10),
Ramón Rubial, a quien conocía, ya le comentó, tiempo atrás, que "entre nosotros,
habría que crear una OAS como en Francia". Años después, Ramón presidía
el homenaje que se organizó (18-12-95), a un Barrionuevo condenado a 10 años
de prisión por secuestro y malversación de caudales. El secuestrador contó, aquél
día, con un telegrama de Rubalcaba: "Mi afecto, cariño y solidaridad. Todo eso
y mucho más". El 05-12-10, La Gaceta publicaba unas declaraciones del autor del
telegrama: "No conozco a Amedo, porque no me relaciono con delincuentes".
¿Seguro?

Era García Damborenea (El Mundo / Cronología del GAL), quien ponía nombres a
quienes tienen el triste honor de dar a luz aquella aberración: reunión convocada
por Barrionuevo (29-04-83), a la que habrían asistido Vera, Jáuregi, Benegas, así
como gobernadores civiles y secretarios generales del PSOE en la CAV. El propio
Damborenea, condenado a 7 años por secuestro, no tuvo problema para ser admitido
por el mismísimo Aznar y compartir mitin en Zaragoza (02-06-94), en el que el bigote
justiciero presentó al delincuente como "un amigo, un vasco íntegro, de una pieza y
honrado". A otros, por la mitad de eso, los empapelan por apología del terrorismo.

De quienes cita Damborenea, llaman la atención dos:

- Txiki Benegas, que veía (Europa Press / 04-11-10) escasas posibilidades en
Batasuna para presentarse a las elecciones, mientras no condenara la violencia de
ETA, pero que era portada de El Mundo (27-09-10) porque habría pagado 35 millones
de pesetas a Amedo, para que cambiara su versión sobre el GAL y asumiera los
asesinatos de Lasa y Zabala: "Le mandamos indultado al Caribe y que esté allí
4 meses", dice el diario que propuso en una reunión que mantuvo con Rubalcaba,
Galindo y algunos más. El colmo del cinismo.

- Ramón Jáuregi, capaz de apelar "a la ética democrática para que el PNV no se
entienda con quienes no condenan a los terroristas" (Gara / 06-04-08), pero al que,
según cita en su libro El país que yo quiero, no le duelen prendas para escribir
esto: "Galindo es el mejor policía que tenemos en el País Vasco, el más experto
en la lucha antiterrorista, el más profesional, el más serio y el que nos ha
dado más y mejores resultados en los dos años que llevo en la delegación.
Es, con diferencia, el mejor, esa es la expresión". Galindo, sí, el mismo que sería
condenado a 71 años de prisión por secuestro, tortura y asesinato. Inútil buscar. No
existe rectificación de estas apreciaciones. Es más, cuando Felipe González viene
a reivindicarse ahora como la famosa X del GAL, afirmando que tuvo en sus manos
hacer volar por los aires a toda la cúpula etarra, el ministro no duda en exculpar a
su antiguo jefe, afirmando que eso le suena "a una cosa más imaginativa que de
recuerdo real" (DNA / 05-12-10). Claro, el abuelo está gagá; no vaya a ser que le dé
por seguir largando y empiece a salpicar. Tranquilas las togas, pues.

Alude Arzalluz, en su biografía, a una reunión que Rubalcaba, Benegas y algún otro
miembro del PSOE mantuvieron con diputados jeltzales, intentando evitar que el
PNV apoyara la creación de una comisión de investigación del GAL: "Nos vais a
hundir en la mierda", afirma que dijeron los socialistas. La citada no llegó a ver la
luz, como dice el general Sáenz de Santamaría (Tiempo / 31-08-98): "La comisión
se suspendió minutos después de que yo dejara claro, entre otros a Martín Villa,
que pensaba testificar sobre los 11 años de guerra irregular y no sobre esa
curiosa guerra que se han montado y que, misteriosamente, solo duró 4 años".
Dice Arzalluz (España hoy noticias / 06-03-96) que el general espetó a Martín Villa de
esta forma: "No sé si caes en la cuenta de que yo tengo 76 años y no voy a ir al
trullo… y tú sí".

Negó la implicación del PSOE en la trama GAL y hasta la misma existencia de la

banda, pero, como dice el periodista José A. Gómez Marín, "Rubalcaba es el político
que miente con mayor sinceridad". El entonces ministro,declaraba (18-02-95) que "el
Gobierno se muestra perplejo y expresa su dolor por el encarcelamiento de
Rafael Vera", cuando el siniestro personaje era condenado a 10 años de cárcel, por
secuestro y malversación de caudales públicos, lo que no impidió que Rubalcaba
encabezara la negativa del gabinete González a desclasificar los papeles del CESID
que pedían los jueces y que podían implicar a su jefe.

Haciendo sangre, sólo electoral, Aznar declaraba en Valencia (17-02-95): "La
responsabilidad de la trama de los GAL está en el gobierno", añadiendo que "la
estabilidad de éste quedará a expensas de que cada vez más personas decidan si
cuentan o callan lo que saben".

Aire fresco, pensaron algunos. Pues no. Bastó que el PP llegara al poder para que
su líder pisara el freno: "Queremos mirar hacia delante y olvidar los asuntos del
pasado". Dicho y hecho. En agosto del 96 excarcelan a Galindo y Aznar se niega
también a desclasificar los papeles del CESID, apelando a la seguridad del estado.
Los reproches que había dirigido al PSOE por hacer esto mismo, eran aclarados por
su portavoz Miguel A. Rodríguez (El País / 03-08-96): "A lo mejor antes el asunto
afectaba a la seguridad del Gobierno y ahora afecta a la seguridad del Estado".
Con un par, sí señor.

Siempre asumieron que investigar las fechorías del rival era algo vedado. Lo dicen los
argentinos: "Entre bomberos, no pisarse la manguera".

Queda claro en manos de quién está depositado el delicadísimo objetivo de devolver
la paz a nuestro pueblo. Enorme barahúnda de gente sin escrúpulos, cúmulo de
sinvergüenzas, hatajo de patanes, cínicos empedernidos y delincuentes por acción u
omisión. Nada impedirá, sin embargo, que muchos de ellos engrosen listas electorales
en próximas citas. Mientras tanto, los argentinos sientan en el banquillo al dictador
y a sus lugartenientes, cuando todavía viven (no como pretendía hacer Garzón con
el franquismo) y les condenan a cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad.
Aquí, por el contrario, las togas permanecen quietas; muchas de ellas, al servicio de
quien o quienes les sentaron en sus sillones. Lo llaman "independencia del poder
judicial". Pues eso.

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