Maite SOROA-Gara
Llevan no sé cuánto tiempo especulando sobre la inminente publicación de un comunicado de ETA y algunos adelantan también los términos precisos de su contenido. Y luego se ponen nerviosos.
Ayer, en «Abc», Ignacio Camacho ponía el grito en el cielo por una situación que ellos mismos han creado. No se pierdan el argumento: «No deja de ser triste la constatación de un Estado a la expectativa de un comunicado prenavideño de ETA. Esa cierta esperanza sotto voce, esos off the record ministeriales, esas idas y venidas de intermediarios, esos tejemanejes de Txusito, esas miradas de soslayo al móvil, esos reporteros americanos de safari étnico en el País Vasco, esos intentos más o menos camuflados de obtener la inclusión en la prosa terrorista de tal palabra o cual concepto. Todo ese ajetreo oficioso de inminencias y rumores constituye en sí mismo un éxito político del terrorismo, convertido en interlocutor razonable de una esperanza por más que el lenguaje oficial disimule su desazón con la retórica preventiva del escepticismo». A ver si nos enteramos. O sea que ETA está a punto de ganar la batalla... con un comunicado. Mira tú por dónde.
Según Camacho, la cosa es que «Asfixiado por la crisis económica y financiera, el zapaterismo sueña con un nuevo abrazo de Vergara que no sería sino una victoria política del terrorismo. Incluso en la hipótesis de una capitulación si ésta fuese acompañada del desistimiento de la acción judicial pendiente, de la acomodación de las penas, del establecimiento de una cierta impunidad a cambio del final del delirio aventurero de la sangre». Otro que no sabe qué fue en realidad el «Abrazo de Bergara». Bueno, tampoco sabe escribirlo con «B».
Pero al final se desnuda y revela su verdadera preocupación: «el mero debate sobre la posibilidad de reconversión política del terrorismo constituye un logro que fortalece su estrategia de erigirse en núcleo de la vida vasca». Lo que le da miedo es la confrontación política.
Y concluye en tono derrotista: «Esa tensa espera del comunicado es por sí misma una claudicación, una cesión de poder que le da ventaja incluso en la improbable hora de su desistimiento». Primero crearon la expectativa y ahora se arrepien- ten. Son así.
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