El presidente Benach entregó ayer a la presidenta de Gispert la carta de renuncia enviada en 1980 por el presidente Farreras. Es una costumbre que los presidentes del parlamento hagan pasar esta carta a la hora del relevo. Farreras fue el último presidente del parlamento republicano y eso mismo hace especial el símbolo: debería recordar, a todos, que nuestra legalidad no arranca de la constitución española de 1978.
Muchos gobiernos y parlamentos mantienen símbolos de estos. Son pequeños gestos que recuerdan los orígenes o un momento especialmente difícil o especialmente glorioso. Pero siempre representan un mensaje potente que no hay que olvidar.
En este caso ocurrió en 1980. Se acababa de constituir el Parlamento de Cataluña y el Muy Honorable Presidente Francisco Farreras, que lo era desde 1954, escribió un texto de renuncia al cargo sin saber quien lo relevaría. En la carta este político de Esquerra Republicana acataba la voluntad popular expresada en las urnas y presentaba la dimisión en favor del presidente entrante, que finalmente fue el Muy Honorable Heribert Barrera.
Desde entonces cada presidente, cuando entra en su despacho, encuentra esta carta. Una continuidad que han mantenido todos los presidentes de la cámara restaurada.
Para algunos, quizás es una anécdota, una curiosidad.. Pero no lo es, de ninguna manera. Porque recibir, como primer acto de gobierno de la cámara, la carta del presidente Farreras es recordar, desde el primer instante, que la legitimidad del parlamento y de la nación es anterior a la constitución española de 1978 ya la monarquía. Y eso es un símbolo poderoso, aunque no sea sino un símbolo.
Fuente vilaweb.cat artículo
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