Queridos amigos y familiares:
Me dirijo a vosotros porque no puedo permanecer impasible ante la ola de difamaciones y mentiras que se está produciendo en las últimas semanas contra los controladores aéreos (ATC).
Todos o casi todos habréis escuchado en la radio o visto en la tele las declaraciones del Ministro de Fomento José Blanco, en las que manifestaba que “el controlador que menos cobra, percibió el año pasado 370.000 euros”. Esto es rotundamente falso.
Ni siquiera se acerca a la realidad. Yo, que no soy ni por asomo de los que menos cobra, no llegué ni a la cuarta parte de esa cantidad.
Y los que menos cobran, cobraron unos 50.000 EUR (ojo, que no digo que sea poco, es un sueldazo, pero ni de lejos lo que afirmó el ministro).
Lo peor es que esas declaraciones, hechas con la peor intención, es que incluso ponen en peligro la integridad física de mis compañeros.
Los que viven en el País Vasco, por ejemplo. No hace falta que os explique el tipo de cartas que ETA envía allí a los millonarios. También los del resto de España quedamos expuestos a secuestros express, robos en casa, etc.
A esto se une la salvaje campaña mediática que Aena y el gobierno están llevando a cabo (con la inestimable ayuda de numerosos “periodistas” que demuestran un absoluto desconocimiento del tema) para criminalizarnos y echarnos a la opinión pública encima.
Por otro lado, se nos acusa (y todos los medios lo dan por cierto sin ni siquiera contrastar la formación) de estar llevando a cabo una “huelga encubierta”. También es rotundamente falso.
El origen del problema es el siguiente:
Desde el año 2000, en el que el tráfico aéreo comenzó a experimentar un notable ascenso año tras año, el USCA (sindicato que representa a más del 95% de los controladores) ha solicitado a Aena que formara nuevos controladores porque no había suficientes para gestionar tanto tráfico. Aena fue formando controladores con cuentagotas, a ritmo mucho menor que el necesario (de hecho, a un ritmo menor que el de jubilaciones y bajas por fallecimiento u otras causas), con lo cual el problema no hacía más que agudizarse. Se llegó a un punto crítico en el que el USCA propuso a Aena acabar con el problema ofreciendo una ampliación de jornada (es decir, trabajar más días) de toda la plantilla. A efectos prácticos, por ejemplo, en Fuerteventura acordamos trabajar 48 horas más todos los meses. Estas horas, lógicamente, se abonan a mayor importe que las ordinarias leer más
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