La famosa cita de la ex secretaria de Estado, Madeleine Albrigh, justificando al parecer, la muerte de medio millón de niños iraquíes como resultado de las sanciones impuestas contra Iraq con el apoyo de Estados Unidos y de Naciones Unidas en la década de los 90, se recuerda a menudo como una afirmación a sangre fría de los objetivos políticos estadounidenses.
El aforismo ha vuelto a la mente de nuevo la semana pasada, cuando los medios de comunicación estadounidenses informaron de que Estados Unidos había hecho pública, finalmente, su primera recopilación oficial de datos sobre las víctimas iraquíes, más de siete años después de su invasión del país.
El informe, publicado en la página web del Comando Central de Estados Unidos, había llamado la atención escasamente hasta el pasado jueves, cuando los medios de comunicación publicaron detalles que muestran que 63.185 civiles y 13.754 miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes habían sido asesinados desde principios de 2004 a agosto de 2008.
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