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martes, 2 de junio de 2020

Ya llegó la recesión ¿Y después…?

La economía mundial entrará oficialmente en recesión a finales de junio. Es el resultado del impacto de las medidas adoptadas para combatir la pandemia de coronavirus. Pero este impacto golpeó sobre una pared que ya estaba profundamente resquebrajada.
Se define una recesión cuando el PIB (Producto Interno Bruto) de un país, de una región o del mundo se reduce por lo menos dos trimestres consecutivos. Eso ya ocurrió durante el primer trimestre de 2020 y todo indica que esto se repetirá en el segundo. Veamos algunos datos de las economías más importantes el mundo:
En Estados Unidos, el PIB de enero a marzo retrocedió 1,2% sobre el de diciembre de 2019 (luego de todo un período de crecimiento), lo que acabaría dando un retroceso anualizado de 4,8%. Algunos economistas estimaron que la caída real en el 1T [primer trimestre] fue de 4% [1]. Lo ocurrido desde fin de marzo indicaría que esta dinámica se mantuvo e, incluso, se agravó.
En China, el PIB retrocedió 6,8%, la primera reducción desde 1992 y la peor desde 1976 durante la llamada Revolución Cultural, en la época en que el país aún era un Estado obrero.
En Europa, las autoridades alemanas divulgaron previsión de recesión anual de 6,3%. Francia, Italia y España (en orden decreciente de tamaño del PIB) divulgaron números oficiales para el 1T de este año con contracciones de 5,8%, 4,7% y 5,2%, respectivamente, sobre el último trimestre de 2019. A finales de abril último, Christine Lagarde, presidente del BCE (Banco Central Europeo) afirmó que “el  colapso económico de la Unión Europea tendrá ‘una amplitud y una velocidad sin precedentes en tiempos de paz’”.
Por su parte, Japón (la tercera economía del mundo en 2019) ya había sufrido una fuerte  caída en el último trimestre de 2019 (-7,3% ) y mantuvo esa dinámica en 2020. Los analistas estiman que este año habrá un récord de reducción del PIB. Según Izumi Devalier, economista-jefe para Japón del Bank of America-Merrill Lynch: «con el coronavirus, la economía japonesa entró en choque en una posición muy débil”.
Los llamados “países emergentes” (como África del Sur y Turquía) ya venían con una mala dinámica. Brasil aún no ha divulgado los datos del primer trimestre de 2020 pero, desde el inicio del año, se produjo la mayor fuga de capitales de toda su historia. La economía argentina ya venía en recesión y se prevé una caída de 6,5% este año[2].
De nuevo la “ayuda” de los gobiernos
Si esta dinámica se mantuviera, la recesión se transformaría en depresión, que algunos economistas definen como una caída del PIB superior a 10%, y otros por su duración (una recesión muy prolongada sin síntomas de mejoría).
Para intentar evitar esta dinámica, las burguesías y los gobiernos han vuelto a apelar, como en la crisis iniciada en 2007/2008, a gigantescos paquetes de “ayuda”, cambiando, en muchos casos, sus políticas anteriores. El gobierno de Donald Trump (con apoyo unánime de ambas cámaras del Congreso) votó un paquete de 2,2 billones de dólares [3]. Alemania definió un plan de 1,1 billones de euros (un tercio del PIB), y así por el estilo. La mayor parte de esta “ayuda” está destinada a las empresas, con algunas medidas menores para los trabajadores: en Estados Unidos, representan solo 10% del total; en Alemania, menos de 5% será para ayudar a los desempleados.
Estas medidas menores se dan en el marco de un feroz ataque a los trabajadores en todo el mundo por parte de las burguesías y los gobiernos: despidos, suspensiones, rebajas salariales, modificación de las condiciones laborales y ataques a viejas conquistas como las vacaciones pagas, el salario anual adicional, los convenios colectivos, etc. [4].
¿Qué pasará a partir de ahora?
Para analizar las perspectivas más cercanas es necesario considerar elementos contradictorios. Por un lado, la economía mundial ya venía con una dinámica hacia la recesión antes del efecto de la pandemia, que aceleró y acentuó es dinámica pero no la creó. Al mismo tiempo, esto se da en el marco de lo que hemos llamado serie descendente de los ciclos económicos, iniciada en 2007/2008, y contradicciones muy profundas del capitalismo imperialista en su decadencia [5].
En sentido contrario, está el efecto de alivio en la caída que tendrán los grandes “paquetes de ayuda” que aplicaron los gobiernos. En cualquier caso, su efecto en el PIB será menor al de su magnitud, ya que las empresas aprovechan una parte de estas ayudas no para invertirlas en la producción sino para capitalizarse financieramente. Y, centralmente, el levantamiento de las cuarentenas y las restricciones (con fechas y ritmos aún imprecisos y que varían entre los países) que impulsará una recuperación de la producción y del consumo. Varios analistas consideran que este factor ya comenzará a actuar en la segunda mitad de este año.
El siguiente cuadro elaborado por el FMI en abril de 2020 nos muestra una comparación de los PIBs de 2019 con las estimaciones para 2020 y 2021[6].
En general, el FMI se caracteriza por hacer pronósticos “optimistas” que luego debe corregir a cifras peores. En este caso, parece apostar a una fuerte recuperación pos cuarentena (o con su disminución gradual en la segunda parte de 2020), con fuerte acento en las economías asiáticas y, especialmente, la de China (cuyas estadísticas son siempre muy cuestionadas).
Pero incluso si consideramos estos números, vemos que, en la mayoría de los casos, la recuperación de 2021 será menor a la caída de 2020. Se configura así una de las situaciones analizadas por Trotsky en 1923: Si la crisis, que significa destrucción, o en todo caso contracción de las fuerzas productivas, sobrepasa en intensidad el auge correspondiente, entonces obtenemos como resultado una contracción de la economía”, característica de una curva general descendente[7].
La dinámica actual de la economía amenaza hacer estallar y verse aún más potenciada por el “desinfle” o el estallido de varias burbujas especulativas propias del momento actual del capitalismo imperialista. En especial, por el del “endeudamiento global”, suma de las deudas de los Estados, las empresas y las familias[8]. En ese caso, sería sí la “tormenta perfecta” de la economía mundial.
Ya sea en su perspectiva más atenuada o en la más catastrófica, seremos los trabajadores los que pagaremos su costo. Por eso, debemos organizarnos y luchar ahora contra ello, y prepararnos para luchas mucho más duras.
Notas:
[5] Ver, en este aspecto: https://litci.org/es/?s=las+dos+pestes
[7] “La curva del desarrollo capitalista” en: https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1923/junio/21.htm

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