Euskal Herria afronta hoy un día de movilización general, con Bilbo como epicentro, en el que decenas de miles de personas exigirán a los estados español y francés que desactiven la política penitenciaria de excepción que aplican a los represaliados vascos y que responde a criterios de venganza y chantaje político, y que la sitúen en clave de solución. En un escenario de cambio de ciclo, como el que vive en estos momentos Euskal Herria, la situación de los presos se sitúa en el centro del debate, y la sociedad vasca está mostrando en esta materia una implicación extraordinaria, logrando que la manifestación sea un éxito antes incluso de que comience.
Coincidiendo con una jornada que ya ha sido calificada de histórica, GARA publica una entrevista con el exprisionero irlandés Pat Sheehan, conocedor de primera mano del camino emprendido en aquel país y el papel que en él jugaron los presos. Es, de hecho, una constante en los procesos de solución de conflictos políticos y armados en todo el planeta, en los que los represaliados han jugado un papel importante. También por ese motivo, es obligado exigir que se respeten los derechos de los prisioneros vascos y hacer lo posible para que puedan hacer su aportación al proceso.
Algo que al parecer aún no comprende o no quiere asumir Rodolfo Ares, que esta semana ha amenazado a la multitud que acudirá a Bilbo y ha tergiversado los objetivos de la marcha y lo que reclaman sus convocantes. La repatriación de los presos y presas, la derogación de la doctrina que les impone una cadena perpetua encubierta, y la excarcelación de quienes han cumplido la tres cuartas partes de la pena, así como la de aquellos que sufren enfermedades graves e incurables, son peticiones no solo legales y «viables», sino también compartidas por una amplia mayoría de la sociedad vasca. El consejero de Interior lo sabe, y por eso miente irresponsablemente, incapaz de soportar la imagen que esta tarde va a ofrecer la capital vizcaina.
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