Maite Asensio
Berria
La okupación suele tener como compañeras de viaje a las operaciones policiales y la criminalización, pero, según dicen los miembros del movimiento, su objetivo es materializar el derecho a la vivienda. La okupación suele estar en la encrucijada entre la defensa de la propiedad privada y la función social del uso de los espacios; entre el daño que infligen al sistema económico y las administraciones públicas y los beneficios que aportan a los vecinos de la zona. Pero ¿es delito limpiar, pintar, reutilizar y dar vitalidad a un edificio abandonado? ¿Puede ser delito si el objetivo de la acción es reivindicar y materializar el derecho a la vivienda?
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