Resulta fácil olvidar, al tenor de cómo se construyen las notas periodísticas en los medios de comunicación, que las organizaciones, movimientos, instituciones, o actores sociales en general, están constituidos por personas.
Es muy común leer o escuchar que los "mercados" reaccionan de tal o cual manera, o que la "democracia" ha vencido a la "tiranía" o a la "dictadura" aquí o allá. Pero son muy escasas las referencias puntuales a los causantes reales de los ataques especulativos contra un gobierno específico, o a los patrocinadores económicos de los golpes de estado.
Se reservan estas informaciones cruciales para las notas de análisis, muy alejadas de los titulares periodísticos, y generalmente caracterizadas como "notas de opinión".
Sin embargo, cuando en los hechos se afecta directamente a los intereses de las empresas de comunicación, o al conglomerado empresarial que les permite seguir funcionando y enriqueciendo a sus dueños, la información se implanta en el discurso público siempre personalizando a los villanos en turno. Llámense Hugo Chávez, López Obrador, Ahmadineyad o cualquier otro que "amenaza la democracia y el orden establecido", se les pone nombre y apellido y se pide su cabeza en bandeja.
Los movimientos sociales, en cambio, se caracterizan como una turba de antisociales inadaptados. Los "indígenas", los "antisistema" o los "antidemócratas" no merecerán nombres y apellidos en los medios hasta que representen una amenaza real y resulte rentable su demonización.
Cómo nos gustaría escuchar menciones a la crisis financiera ocasionada por los dueños de Standard & Poor's o Moody's; o a los golpes de estado patrocinados por los dueños de CNN, Iberdrola o Shell; o a las hambrunas y pobreza generadas por los dueños de Monsanto, o Nestlé. Eso sin mencionar a los responsables políticos y Jefes de Estado que protegen dichos intereses.
Pero no, los periodistas de estos medios masivos de comunicación tienen la obligación contractual, y a veces penosamente el convencimiento moral, de homogeneizar a la humanidad bajo el totalitarismo ideológico de moda...
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