Doctores estadounidenses en Oriente Próximo aprobaron rutinariamente la tortura de sospechosos capturados y les negaron medicamentos críticos como insulina, a veces con consecuencias letales, según un informe documentado publicado en Utne Reader.
En diciembre de 2002, el secretario de defensa Donald Rumsfeld emitió una directiva que permitía a interrogadores rehusar atención médica en situaciones que no fueran de emergencia para que “a hombres con lesiones, incluyendo heridas de bala, se les negara tratamiento como medio para hacerlos hablar”, escribe la autora Justine Sharrock. Aunque la directiva fue revocada poco después, “la práctica continuó”, dijo.
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