Jornada de agitación en Alemania, cuyos bancos están nerviosos porque tienen intereses vitales en España.
¿Es tan mala la situación de España que esta necesita un plan de ayuda de la UE para sus bancos?. La Canciller alemana Angela Merkel podría haber hecho ayer una declaración tranquilizadora de esas que hacen subir las bolsas. La ocasión fue la pregunta que se le lanzó sobre ese asunto tras una cumbre con Sarkozy celebrada en Berlín. Pero Merkel prefirió responder a esa pregunta, sin implicarse. "La principal noticia es que tenemos un paquete para toda la zona, ese es el principal mensaje para los mercados. España o cualquier otro país de la euro zona puede pedir ayuda a ese fondo de rescate europeo si es necesario". "Si hay un problema no debemos pregonarlo: ese paquete de rescate puede ser activado", dijo la Canciller, que aseguró no querer entrar en "rumores" y "especulaciones".
Concluía así una jornada, que en Berlín había estado bien cargada de esos "rumores y especulaciones", cuyo telón de fondo es la enorme exposición que la banca europea -con la alemana en lugar principal - tiene en España. Merkel hizo esa declaración al término de su conferencia de prensa con el Presidente francés, Nicolas Sarkozy, con quien cenó en Berlín e intentó paliar los crujidos que acompañan a las dos grandes naciones en materia de estrategia europea ante la crisis.
Por segunda vez desde el viernes, la prensa alemana volvió ayer a barajar el escenario de una inminente ayuda de la UE a España, inmediatamente desmentida en Madrid y Bruselas. Si el viernes fue el "Financial Times Deutschland", ayer era el "Frankfurter Allgemeine Zeitung", con tres artículos alrededor de la "preocupación por España". La agencia alemana de prensa DPA, se sumó al negocio al informar por la tarde de que el tema del endeudamiento de España podía abordarse en una teleconferencia de los ministros de finanzas del G-7 que debía tener lugar ayer tarde.
Respecto al diario, señalaba que el sector bancario español está intentando controlar las consecuencias de la crisis inmobiliaria mediante las fusiones de entidades, pero que la confianza ha caído "drásticamente" y que el mercado interbancario "se tambalea cada día más". En otro artículo se citaban presuntas "preocupaciones" del Presidente de la Comisión José Manuel Durao Barroso y del Presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet por ese motivo, por lo que ambos abogarían, decía, por una "ayuda de los socios europeos" a España.
Aunque esa información no mencionaba fuentes, el diario constataba en otro artículo, que, "en España los bancos alemanes y franceses se encuentran en primera línea (de riesgo)". Los bancos alemanes concedieron créditos al "milagro" español, elogiado como modélico en vísperas de la crisis por los informes del Deutsche Bank, por valor de 202.000 millones de dólares, mientras que los franceses están implicados en España con 248.000 millones. Casi la mitad de la exposición de la banca alemana se sitúa en el sector bancario. "La apreciación de que el paquete de rescate de 750.000 millones de euros de la UE es (en realidad) un nuevo paquete de ayuda a los bancos (europeos), es especialmente certera en el caso de España", decía.
Así, con tanto dinero expuesto, es normal que el capital financiero alemán, a través de sus diarios, agite en favor de una ayuda a España, es decir una ayuda a su propio riesgo en España, y que su Canciller se muestre ambigua, pero ¿qué hay de realidad, más allá de la agitación y de la complicada situación bancaria en España?.
El gobierno español desmintió el informe alemán y en Bruselas el portavoz de asuntos económicos y monetarios Amadeu Altafaj fue más lejos. "No sé de donde vienen estas historias, pero parece que desde el viernes todas vienen de un mismo país", lo que calificó de "extraño". No hay ningún plan de ningún tipo para dar asistencia financiera a ningún Estado miembro, parece que alguna gente, concretamente en Alemania no entiende esto", añadió el portavoz.
La exposición de la banca europea en España es de 602.000 millones de euros. En otros tres países, Irlanda, Portugal y Grecia, los bancos de la eurozona se juegan 705.000 millones, según cifras del el Banco Internacional de Pagos (BIS).
Merkel y Sarkozy escriben al G-20
Pero la cumbre de Berlín entre Sarkozy y Merkel no estaba destinada a España, sino a demostrar la fortaleza del eje franco-europeo. Dos son las cuestiones candentes de la crisis que ponen a prueba esa fortaleza y la capacidad de gobierno. La primera es qué hacer para no perder absolutamente la cara en materia de regulación de los mercados financieros. En ese tema, Merkel y Sarkozy anunciaron... una carta conjunta al G-20. Es lo que da de sí, hoy por hoy, el eje franco-alemán, matriz de la gran superpotencia económica europea, en materia de regulación de mercados a casi dos años del estallido de la crisis: una carta conjunta de Merkel y Sarkozy al primer ministro de Canadá, anfitrión de la cumbre del G-20 de fin de mes en Toronto, un hombre que ha dejado bien claro que no quiere saber nada de impuestos a las transacciones financieras. Muy poco. Casi nada. Pero Merkel lo presentó con verbo y actitud decidida.
"No estamos contentos" con el consenso internacional en la materia, y "creemos que el asunto debe ser forzado", dijo refiriéndose a la siempre pendiente regulación de los mercados financieros. Merkel y Sarkozy también quieren impuesto bancario, un tributo de los bancos que en Alemania se ha presentado en formas muy tímidas, y un "impuesto a las transacciones" sin especificar. En resumen, una declaración para salir del paso, pues al fin y al cabo el público aun se acuerda de que la crisis fue consecuencia de la "desregulación", es decir de políticas dominadas por el capital financiero gracias a las libertades que este recibió hace veinte o treinta años.
La segunda cuestión es qué estrategia europea para salir de la crisis. En este frente el encuentro de Berlín fue una afirmación de sintonía escenificada sobre un mar de crujidos.
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